Complicidad civil en los crímenes de lesa humanidad EL DERECHO A UNA REPARACION COMPLETA

El caso del diario La Nueva Provincia y el entramado actual en la Justicia

El avance del proceso de Memoria, Verdad y Justicia en nuestro país, con la realización de los juicios donde se juzga lo ocurrido durante el período 1976-1983, ha desnudado que las responsabilidades sobre la forma en que se concretaron las violaciones a los derechos humanos, tuvieron protagonistas en varios sectores de la sociedad. Entre ellos, los medios de comunicación que sirvieron para legitimar los crímenes de lesa humanidad.

El diario La Nueva Provincia, de Bahía Blanca, propiedad de la familia Massot, y otros canales de difusión asociados –radio y televisión-, que convirtieron al grupo en un multimedios, son un ejemplo de la complicidad que parte de la sociedad civil tuvo en aquellos hechos.

La Unidad Fiscal de Derechos Humanos bahiense afirma en la acusación contra el empresario y periodista Vicente Massot que fue parte “junto con los mandos militares de una asociación ilícita con el objetivo criminal de eliminar un grupo nacional» y que el medio reprodujo «el guion y el relato del genocidio en su faz de acción psicológica y encubrimiento mediático, indispensables para lograr la concreción del exterminio con el grado de violencia e impunidad que se hizo».

PH Oscar Livera

Además, los fiscales Miguel Palazzani y José Nebbia, a partir de los fallos que se han dado en esa ciudad del sur bonaerense, han reclamado que “ese diario repare en algo aquel daño, que publique que los asesinos, torturadores y desaparecedores han sido condenados, que publiquen el nombre de sus víctimas y que publiquen las penas que deberán seguramente purgar; eso, al menos, en una pequeña medida traerá también justicia y alivio».

Nebbia forma parte del equipo fiscal que participa hoy del séptimo tramo de los juicios que se llevan adelante en el Tribunal Oral Federal de Neuquén y El Diario del Juicio lo consultó sobre este pedido de reparación: “Es un tardío pedido de réplica. Si uno va a cualquier lugar y quiere saber qué pasó hace tiempo, reconstruir la historia de un lugar, ¿a dónde va?, a los diarios. Es el lugar donde se retratan los acontecimientos cotidianos, de la historia del lugar y en Bahía Blanca ¿qué sucede?, se va a La Nueva Provincia y ¿qué va a decir ese diario?, que lo que hoy sabemos que fueron secuestrados, torturados  desaparecidos, allá va a decir que eran delincuentes, terroristas”.

Y agregó: “Lo que se pretende es que su biografía sea limpiada y que digan que ellos no eran los delincuentes, sino que fueron víctimas y que aquellos supuestos salvadores de la patria son los verdaderos delincuentes. Ese es el trasfondo de ese pedido”.

El diario y sus medios asociados sirvieron para legitimar los crímenes de lesa humanidad, a partir de ocultar lo que ocurría y también publicar versiones distorsionadas de los hechos, cuestión que se demostró en los procesos que se han llevado adelante por lo acontecido en el ámbito del Comando del V Cuerpo del Ejército, donde funcionó el centro clandestino de detención “La Escuelita”.

Entre las pruebas presentadas están las publicaciones del diario en aquel tiempo, en las que se aborda la “lucha contra la subversión”, y se la asocia con los términos eliminar, aniquilar, combatir, luchar, matar, atacar, extirpar, limpiar, erradicar y se la asocia con un “estado de guerra”.

En los fundamentos los fiscales sostienen que “en la ponderación entre el derecho del diario a publicar lo que le venga en gana y el derecho a la reparación biográfica de las personas que fueron victimizadas y difamadas en esas páginas, entre el derecho del diario y el derecho de la sociedad a informarse verazmente, en definitiva, entre el derecho del diario y el derecho a la verdad acerca de graves violaciones a los derechos humanos, se debe priorizar siempre éste último«.

Sobre este proceso y las razones de la acusación al empresario y periodista, Nebbia dijo: “Imputamos a los dueños de La Nueva Provincia, el único vivo hoy es Vicente Massot, quienes dirigían el diario eran su madre y su hermano Federico, y él era parte de ese núcleo de decisiones, y ahí hubo tres planos de imputación, hay dos obreros que eran los que llevaban la voz cantante de los reclamos de sus compañeros, (Enrique) Heinrich y (Miguel Angel) Loyola (*), que fueron secuestrados-desaparecidos y aparecen muertos, luego de un conflicto sostenido con el diario”.

Y agregó: “Se recogieron muchos testimonios de las amenazas abiertas que la propia Diana Julio de Massot les hizo el mismo día del golpe, básicamente hablan los testimonios que se paseó con su hijo por los talleres de La Nueva Provincia diciéndole a los obreros ‘los quiero ver ahora haciéndonos huelga’. También consecuentes con testimonios de algunos ex militares que hablan de (Adel) Vilas, de las reuniones con Diana, cuando iban a pedirle que le solucionaran esos problemas. Ese es un plano de imputación”.

El segundo: “Es por los falsos enfrentamientos que se publicaban en el diario, muchos de los secuestrados en “La Escuelita”, eran sacados del centro clandestino, asesinados y lo hacían pasar como un falso enfrentamiento con el Ejército. Después se publicaba en el diario y hay prueba de que era conocido por el medio, que eso no había sucedido así. Este accionar está documentado en los reglamentos de inteligencia, lo que se llama acción sicológica e inclusive se tiene el testimonio de Vilas, que fue la segunda autoridad del V Cuerpo, que venía del Operativo Independencia en Tucumán, ya que la primera vez que es juzgado en la Cámara Federal de Bahía Blanca, es citado a indagatoria y hace una declaración muy larga donde habla del rol fundamental que tuvo La Nueva Provincia. Ese es el segundo plano, porque cualquier proceso de estas características, procesos genocidas, se preparan, se ejecutan y después se justifican, se tratan de ocultar para buscar la impunidad”.

El tercero: “Es su colaboración en la perpetración de estos procesos genocidas. La Nueva Provincia, desde sus editoriales, no solamente por la nave insignia que fue el diario, sino porque era un multimedio, ellos mismos se jactaban de ello en las reuniones de la SIP, porque tenían la radio más escuchada, el diario de tirada más grande del sur del país -acá le competía el Río Negro- y tenían uno de los dos canales de televisión que existían. Desde sus páginas, en las editoriales y también con las noticias, alentaban y pedían, inclusive, que el proceso fuera más represivo de lo que en realidad fue. Lo que señalamos es que la dictadura en la zona no hubiese sido lo mismo con La Nueva Provincia, que sin La Nueva Provincia. Se le imputa la colaboración para que el proceso represivo haya sido de la magnitud que fue”.

¿Massot (Vicente), en su defensa, dijo que él no tenía nada que ver?

-Así es. Cuando se llegó a indagar a Vicente Massot, éste le echo la culpa a su mamá y a su hermano, ambos fallecidos. Muy contrario a como se presentaba antes, por ejemplo en una entrevista de la que hay registros, cuando aún se creía impune, se jactaba de los contactos que personalmente tenía con la cúpula militar. Allí afirmaba haber sido el correo entre (Carlos Guillermo) Suárez Mason, que lo mandaba a hablar con (Osvaldo René) Azpitarte, que era el jefe de Vilas, el segundo comandante del V Cuerpo. Ese es el grado de confianza que le tenían, que Suárez Mason le envía un mensaje al comandante del V Cuerpo a través de Vicente Massot, sobre un presunto complot de Videla para sacarlos en la junta de calificación siguiente (**). Cuando se sentó en el banquillo de los acusados, por supuesto, que se sacó de encima toda responsabilidad y se la adjudicó a su madre y su hermano, muertos.

¿En qué estado se encuentra este proceso?

-Luego de que fuera citado a indagatoria, en un trámite judicial muy enmarañado, por los intereses en juego, y porque el juez que se animó a citarlo fue echado (***), se nombró un subrogante, un abogado de la matrícula, porque de los que había en Bahía Blanca ninguno podía intervenir. El subrogante dictó la falta de mérito, nosotros apelamos, llegamos hasta la Corte Suprema que la tuvo parada casi cuatro años y en dos renglones este año nos dijo que no iba a tratar el caso. Volvió a primera instancia, está con una falta de mérito y lo que estamos haciendo es la continuidad de búsqueda de pruebas, aunque a nuestro criterio hay elementos suficientes, no solo para procesar, sino para ir a debate. Son contundentes y hay mucha cantidad, pero estos son los límites que están mostrando estos procesos de memoria, verdad y justicia, que son los civiles. Cuando se pretende avanzar, correr el velo, porque no nos engañemos los militares fueron la mano de obra, para modificar un patrón de acumulación, pero quienes estaban detrás de eso eran los civiles. Cuando se quiere correr ese velo, aparecen las resistencias, porque son los poderes que todavía siguen estando. (Emilio, integrante de la Junta Militar) Massera declaró que los empresarios les iban a golpear las puertas para que dieran el golpe y después se hicieron los distraídos. El plan económico no lo hicieron los militares, lo hizo un civil, (Alfredo) Martínez de Hoz y eso te marca los intereses reales que había atrás.

El golpe no sólo dejó un saldo terrible en pérdidas de vidas y derechos, sino que se buscó también aplicar un plan económico que perjudicó a la mayoría del pueblo.

– Para llevar adelante ese plan económico, por las características que tenía, necesitaban poner en marcha la represión que desarrollaron, porque en las condiciones sociales que existían en ese momento, era inviable. Estudiantes y trabajadores organizados, sindicatos fuertes, con toda la problemática que nadie desconoce, pero necesitaban romper con esa solidaridad que existía en ese momento, y eso se hacía solamente a punta de fusil. Por eso es distinta la metodología que utilizaron en esa dictadura, respecto de las anteriores.

(*) Los obreros fueron secuestrados de sus domicilios y sus cadáveres fueron hallados el 4 de julio de 1976 en el paraje conocido como la Cueva de los Leones.

(**) Ana Belén Zapata (docente investigadora, UBA, UNS y Conicet). En la introducción del dossier “La prensa periódica provincial durante la última dictadura militar argentina (1976-1983)”, escribió: “A mí no me lo contó nadie, yo lo viví eso. Tendría que ser un mitómano para inventarles esto” -aclaraba Vicente Massot- sosteniendo con firmeza la credencial de veracidad de sus dichos. La anécdota que contaba el actual director del diario La Nueva Provincia (LNP) de Bahía Blanca era un episodio que lo tenía como protagonista a él mismo -aunque veinteañero hacia 1976- cuando actuaba como correo humano llevando y trayendo información de Buenos Aires a Bahía Blanca, entre los militares Carlos Guillermo Suárez Mason y Osvaldo René Azpitarte.

Este último para aquel entonces ocupaba el cargo de Comandante del V Cuerpo de Ejército. Massot recordaba: “En un momento, me llama Suárez Mason y me dice: ?te pido Vicente que vayas a verlo al Vasco Azpitarte, en Aeroparque tenés el boleto de ida y vuelta. Anda y decile al Vasco que lo quieren rajar a fin de año, que la junta de calificaciones, o lo que está manejando Videla y Viola, lo quieren rajar, y tenemos que hacer algún tipo de plan para tratar de mantenernos. Decile que vas de parte mía y que él sabe cómo comunicarse’. Yo fui y se lo dije a Azpitarte. La verdad, era… yo tenía 22 años, era hasta divertido”.

Esta fue solo una anécdota entre muchas de las que Massot contó durante una entrevista que dio para investigadores del Programa de Historia Política del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires, en el año 2007.

Marcelo Pérez Lisazo para la cobertura colaborativa

Fotografías de Oscar Livera