“Si se llevaron a tantas personas de un lugar como Cutral Co ¿Cómo no van a haber 30.000 desaparecidos?”

“Se lo tragó la tierra, nunca supimos nada más de él”, declaró Gladys Mabel Durán ante el tribunal sobre Carlos Cháves, su esposo secuestrado el 14 de junio de 1976 en la comarca petrolera.

PH Oscar Livera
Gladys Duran

El rocío de la mañana fue el único testigo cuando aquellos hombres encapuchados tocaron la puerta de la familia Durán en Cutral Co. Eran las 5, 30 de la mañana, tan temprano que Gladys pensó que se habían quedado dormidos para ir a trabajar.

Cuando Gladys miró por la rendija, pudo ver entre los hombres a Mario Fuentes, su compadre. Vio angustia en su expresión, entonces abrió la puerta instintivamente. Los hombres se abalanzaron hacia el interior de la casa, preguntando ¿Dónde está Cháves? ¿Dónde lo escondieron?

“Se habían puesto como ponchos tapándose la ropa, lo buscaban en todas las habitaciones, irrumpieron en la casa rompiendo todo. Eran por lo menos cinco personas, tenían armas largas, recuerdo haber visto sus borceguíes, pantalones abullonados, eran militares” explicó Gladys.

Los soldados ingresaron a todas las habitaciones, tiraron los objetos a su paso, se robaron alimentos, revisaron los libros y papeles de la vivienda.

“En la habitación estaba mi hija de dos meses, yo lo primero que hice fue proteger a mi niña para que no le hagan nada. Nos encerraron en una habitación con mi bebé y mi hermana”, indicó Gladys sobre Marta Lorena, su hija que en la actualidad tiene 45 años y testificó su historia en el juicio.

“Mi hermano se abalanzó hacia ellos porque pensó que eran ladrones, pero le pegaron un culatazo con el arma y lo desmayaron. A Carlos lo encontraron durmiendo, se lo llevaron con lo puesto”, relató Gladys. 

Los soldados encerraron a las mujeres en la habitación y les indicaron que no se movieran de ahí por 15 minutos. Gladys identificó a un hombre de estatura baja cuando le dijo: “si quieren saber qué está pasando tienen que preguntarle a Mario Fuentes”. Era su compadre, el que llevó a los soldados hasta su puerta.

Cuando se llevaron a Carlos Cháves, Gladys se fue inmediatamente a la casa de sus suegros para avisarles lo que había pasado. Al día siguiente comenzó la búsqueda, primero en la comisaría de Cutral Co, donde el comisario alegó tener licencia médica y por ende desconocimiento total de lo que había pasado la noche anterior.

Gladys Durán y la madre de Carlos Cháves no dejaron de buscarlo. Viajaron hasta Neuquén para consultar en el ejército si figuraba como detenido en algún lugar, allí fueron atendidas por Reinhod, que les dijo que el operativo no correspondía a esa jurisdicción, sino a la de Bahía Blanca.

“Presentamos habeas corpus, notas al ministerio del Interior, se formaron comisiones de búsqueda de personas, todo lo que estuvo a nuestro alcance hicimos. Sólo me respondieron desde el ministerio del Interior, pero (Carlos) no figuraba como detenido en ningún lado. Recién cuando soltaron a un par de personas empezamos a conocer datos, como quién lo había visto y dónde” explicó Gladys.

El único testigo que vio a Carlos Cháves secuestrado fue el vecino Méndez, que dijo haberlo visto ese día a las 17 en un vehículo policial, y que Carlos le hizo señas.

Esa misma noche los soldados volvieron a la casa de la familia Durán. Gladys no se encontraba en la vivienda, pero estaba el resto de la familia. “Estábamos con mis hermanos, mi mamá seguía en la habitación cuando llegaron unos soldados con armas, nos pusieron contra la pared y nos gritaban que habláramos, nos preguntaban por un galpón rosado. Hacían sonar las armas, yo pensaba que nos mataban ese día”, recordó Amalia Durán.

“Todo el tiempo nos amenazaban, pasaron al patio de casa sin que nosotros pudiéramos ver. Volvieron y dijeron ´mire lo que hacía su cuñado´, mientras nos mostraban papeles, folletos y un arma. Era un oficial de la policía, tenía ropa azul”, detalló Nancy Durán.

Carlos Cháves tenía muchas amistades en la Iglesia católica, había ido a misionar a la Cordillera neuquina y como parte de su militancia ayudó durante la inundación de Cutral Co junto a Miguel Pincheira, quién también fue secuestrado. La única militancia que se le conoce es la asistencia a un curso sindical de su trabajo. Tal vez para proteger a su familia, buscó que su activismo sea un secreto para no involucrar a Gladys y a su pequeña hija.

“Marta Lorena era una bebé de dos meses, hoy tiene 45 años. Es increíble que después de todo ese tiempo tenga que estar sentada otra vez, pidiendo justicia porque nunca supo lo que le pasó a su papá” expresó Gladys.

Tiempo después, Gladys habló con Fuentes para preguntarle la razón por la que llevó a los soldados hasta su casa y por el secuestro de Carlos. “Él me explicó que lo golpearon, que le empezaron a destruir su salón de ventas, hasta que les dijo que los llevaría con Carlos Cháves. Atando cabos después me di cuenta de que Carlos había cuidado la casa de Fuentes un tiempo antes, entonces seguramente se reunió ahí y algún militante detenido debe haber dado el dato de que se reunió en esa casa (la de Fuentes)”, rememoró.

La razón por la cual los militares encontraron a Fuentes sería por el dato que dio, probablemente, un militante del ERP en medio de amenazas y torturas. El dato sería la reunión que se llevó a cabo en la casa de Fuentes que relacionó en forma directa a Carlos Cháves. Esta leve conexión entre las partes delata el sistema de inteligencia del Ejército Argentino y las formas que empleaban para obtener cualquier información, por más ínfima y aislada que pareciera.

Emiliano Ortiz

Finalmente, en el patio de la vivienda de los Durán encontraron una especie de cajón rosado con folletos y algunos papeles. Nunca se sabrá si ese cajón era de Carlos Cháves, si pertenecía al ERP o si fue plantado por los soldados. Lo que sí sabemos es Carlos Cháves no volvió nunca más a su casa ni pudo ver crecer a su hija.

“Una se queda toda la vida pensando que pasó, qué le hicieron. Piensa en la posibilidad de que pudiera volver, pero después de todo lo vivido vas perdiendo la esperanza. Es increíble lo que hicieron, tanta maldad, tanta violencia. Si se llevaron tantas personas de un pueblito de Cutral Co ¿Cómo no van a haber 30 mil desaparecidos?”, concluyó Gladys Durán.

Katerina Lang para la cobertura colaborativa

Fotografías de Oscar Livera y Emiliano Ortiz (archivo)