Relato de cinco años de cautiverio

“Siempre esperábamos que llegaran las compañeras, pero nunca aparecieron. Me llevaron con un lazo, nos bajaron y nos sacaron la venda; me encontré con una mujer que era celadora y supe que estaba en Floresta”, así describió Elida Sifuentes su salida del centro clandestino de “La Escuelita” de Bahía Blanca.

Elida fue secuestrada en Neuquén en junio de 1976. Su denuncia se ventiló en el Tribunal Oral Federal de Bahia Blanca y su testimonio en el séptimo juicio de Neuquén, el 14 de abril, aportó prueba sobre lo ocurrido con las estudiantes desaparecidas en el mismo período.

PH Oscar Livera

Explicó que al momento de declarar “tengo la misma edad que tendrían Alicia (Pifarré), Arlene (Seguel), Mirta Tronelli era uno o dos años más grande, y Susana (Mujica) nuestra profesora, era joven pero tenía unos años más”.

Dijo que ingresó a la carrera de Servicio Social en 1972 y el ambiente académico era de transformación y de muda hacia el espíritu crítico. Que a todas las conoció en el ambiente universitario, donde Mirta era presidenta del centro de estudiantes en una universidad recientemente nacionalizada y que se analizaba el cambio de currícula de la carrera.

Agregó que durante tres años avanzaron profesionalmente y decidieron adherir “a la propuesta revolucionaria de militar en el PRT”, cuando en 1975 la política en el país cambió y en la universidad llegó la intervención de Remus Tetu, con cesantía de profesores y un ambiente de persecución y miedo. Describió que tras el golpe del 24 de marzo, en junio, Mirta se presentó en las escalinatas de la universidad y dijo que había sido detenida Susana Mujica.

“Yo tenía mucho miedo y pensaba que podían venir por mí. Vinieron el 12 de junio, de madrugada, a mi casa, con armas largas y me llevaron incomunicada a la U9”, señaló. Comentó que unos días después de haber estado en los calabozos le informaron que debía firmar la libertad, pero cuando salieron de la vieja cárcel federal, afuera habían montado un operativo del ejército que las volvió a secuestrar.

En ese momento vio a las compañeras de la carrera Nora Rivera, Gladis Sepúlveda y a una joven que conocía de Neuquén. También habían varios hombres y sólo reconoció a Raúl González, que había sido diputado provincial y era esposo de una prima. Todos fueron llevados en un camión. “Al salir estábamos en el aeropuerto, había un avión verde en marcha, que yo supe que era del Ejército en ese momento, no sé si tendría alguna inscripción, pero nos sujetaron de las manos, nos vendaron y nos tiraron (adentro)”, indicó.

Elida dijo que el viaje fue corto y que en el trayecto las amenazaban con tirarlas al mar y les decían que las llevarían a la selva tucumana. Después de un trayecto de una hora la llevaron al lugar de cautiverio, la desnudaron y le hicieron preguntas en un lugar donde olía a mucho cigarrillo y a encierro.

“Perdí la noción del tiempo, pero en un momento nos cruzamos con Mirta Tronelli, la reconocí y le pregunté cómo estaba”, sostuvo. En ese lugar también escuchó a Alicia Pifarré cantar “El cautivo de Til Til.

“Esa fue la última vez, nunca más volví a ver a Mirta ni a Alicia. En Floresta, los papás de Cecilia (Vecchi) y Mirta nos pedían que avisáramos en seguida si aparecían en la cárcel, pero nunca más las vimos. Tenían 21 años y a Alicia la conocíamos porque cursaba Letras en la misma facultad, y participaba del centro de estudiantes”, sostuvo.

Elida luego fue destinada a Devoto en diciembre cuando la dictadura concentró en ese penal al resto de las prisioneras políticas del país. En 1981 le dieron la libertad vigilada.

“El primer año en Floresta ingresaban compañeras detenidas, yo las esperaba a todas, a Susana, a Cecilia, a Alicia, Mirta y Arlene”, pero no llegaron, repitió. “Supe de Carlos Schedan porque su compañera llegó a Floresta, pero no los conocía (a la pareja). Ella nos contaba que tenían una hijita de pocos meses y que la picaneaban en la panza, porque pensaban que estaba embarazada”, sostuvo.

Agregó que en 2014, cuando se hizo un reconocimiento judicial de los cimientos que quedan del centro clandestino La Escuelita de Bahía Blanca “tuvimos la certeza de que habíamos estado ahí”.

Del lugar describió el trato, el manoseo y el abuso, además de la violencia, el frío y el miedo. Agradeció el acompañamiento en estos años de los organismos de derechos humanos para seguir exigiendo justicia y dijo que en esta instancia, tras 45 años, “tengo el profundo deseo que dejen de llevar a la tumba ese terrible pacto de silencio y nos digan qué hicieron con nuestras compañeras y compañeros”.

Aunque los acusados están eximidos de participar en esta instancia del juicio, estuvieron presentes los militares retirados Oscar Lorenzo Reinhold, Osvaldo Páez, Jorge Molina Ezcurra, Sergio San Martín, Miguel Cancrini, el aviador Juan José Capella, el subcomisario federal Jorge Soza y el comisario rionegrino Desiderio Penchulef.

Shirley Herreros para la cobertura colaborativa

Fotografías de Oscar Livera